sábado, 24 de enero de 2009

De la naturaleza humana y del porqué prefiero estudiar animales / On human nature and why I rather study animals

.
Hace poco tuve una interesante platica con un amigo sobre la naturaleza humana. Primero como veterinario y ahora como ecólogo siempre he tenido un fuerte sesgo y preferencia hacia los animales, que forman obviamente el centro de mi trabajo e intereses académicos. En esta conversación surgió el tema de la naturaleza humana vs. la naturaleza animal.

Argumentaba a mi amigo que una de las razones por las que prefiero estudiar animales en lugar de humanos es porque hay aspectos negativos de la naturaleza humana que me resultan sumamente desagradables y que no están presentes en los animales. Algunos de estos son: la hipocresía, la traición, la corrupción y la mentira (a su vez fuertemente relacionados con la política, la guerra, la codicia y los fraudes -entre ellos los científicos- entre otros). En mi opinión estas son características 100% humanas y que -infortunadamente- son los cimientos mas grises y profundos de lo que llamamos civilización y progreso. Por eso no soy antropólogo y muy probablemente esta hubiera sido (junto con leyes) la última carrera que hubiera escogido estudiar.

Los humanos somos la única especie (que yo sepa) capaz de matar a poblaciones enteras de su propia especie. Somos la única especie que esta destruyendo sistemáticamente la base misma de su propio sustento: el planeta tierra (¿y nos llamamos animales racionales?) y tenemos el triste orgullo de ser también la única que ha aniquilado y extinguido de la faz de la tierra a la mayor cantidad de especies que evolucionaron con nosotros. Casi siempre todo esto esta relacionado de una u otra manera con esas cuatro cualidades de nuestra naturaleza.

En parte por carecer de estos defectos, encuentro a los animales mucho más interesantes que los humanos y, al estudiarlos, me olvido un rato de estos cuatro negros jinetes de la podredumbre humana y de los constantes recordatorios que nos arroja nuestra sociedad sobre su omnipresencia en prácticamente todas las actividades cotidianas del Homo sapiens (Querido Karl: creo que un mejor y mucho más adecuado nombre hubiese sido Homo hypocritus!).

Recientemente también he tenido muestras personales exclusivas y privadas de algunos de estos lindos “pilares de la naturaleza humana”, dándome cara a cara con la superficialidad y sin-sentido de palabras y acciones que al menos cuando yo crecí tenían algún significado moral. Hoy parece no tenerlo en absoluto para algunas personas. En particular siento que algunas de las generaciones actuales parecen haber olvidado que existen palabras que no deberían decirse hasta que verdaderamente se piensen y se sientan, que la lealtad es una de las virtudes más bellas y mas escasas de las personas, que el pan (y los títulos académicos) realmente saben mejor cuando se ganan con el sudor del trabajo y que la mentira, por pequeña que esta sea, no deja de devaluarnos y erosionarnos cada vez que hacemos uso de ella.

Conclusión: Los animales no tienen que lidiar con estas porquerías exclusivas de nuestra naturaleza y es en parte por eso que encuentro fascinante su relativa y bella simplicidad, cuando se compara con nuestra enmarañada y -para mi al menos- horrenda complejidad.