miércoles, 1 de marzo de 2017

Mis treinta años en la vida académica: algunas memorias y reflexiones / My thirty years in academia: some memories & thoughts (1)


Hoy primero de Marzo de 2017 cumplo 30 años de estar de manera casi interrumpida en la vida académica. Un 1º de Marzo de 1987 estaba firmando los papeles para la plaza de asistente de investigador en el Instituto de Ecología (INECOL) en la Ciudad de México, en las que fueran sus oficinas originales junto al en aquel entonces Museo de Historia Natural de la Tercera Sección de Chapultepec, en la Ciudad de México. Tenía 23 años y estaba terminando apenas mi tesis de licenciatura sobre genética de lobos mexicanos, híbridos de lobo con perro, coyotes y perros. Trabajé ahí casi seis años (1987-1992) (básicamente solo unos meses en el DF, porque poco después nos fuimos a estrenar las instalaciones del –hoy desaparecido- Centro Regional Durango, en la Ciudad de Durango, Durango. Principalmente trabajábamos en la Reservas de la Biosfera de La Michilía y en el Laboratorio del Desierto en Mapimí.  Renuncié a mi plaza en 1992, bastante asqueado del ambiente de trabajo, de lo difícil que era hacer investigación científica seria y formal ahí y en general asqueado de la academia en México.   Con mis ahorros me fui a recorrer un año entero de costa a costa el hermosísimo país de Canadá y traté de entrar a estudiar allá (Saskatchewan primero y British Columbia después) sin éxito (no tenía beca). Sin embargo, ese fue uno de los mejores años de mi vida.  

Regresé a México económicamente quebrado y buscando trabajo a principios del 1993 conseguí una plaza en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) como profesor-investigador de tiempo completo en donde permanecí dando clases (a Biólogos y Veterinarios porque era compartida entre las dos facultades) hasta 1995. Disfruté mucho esos años en Toluca y ahí conocí a la que fue mi primera pareja con la que contraje matrimonio en 1996. Un año antes un amigo muy cercano me ofreció trabajar con él en un ambicioso proyecto con la Universidad de Stanford, en California EEUU, coordinando el primer proyecto de investigación científica en una región de frontera del sur de México (Calakmul). Conocí Calakmul en un viaje mágico y místico en 1995 y me enganché completamente con el proyecto. Renuncié a la UAEM y me fui para Campeche. Trabajé como coordinador de este proyecto en México con Stanford de 1996 a 1998, pero un año antes (1997) supe de un centro de investigación llamado El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR, del cual nunca había oído antes absolutamente nada) y de que estaban tratando de abrir una sede en Campeche desde finales de 1996.

Me di una vuelta por la casa del Barrio de Guadalupe en el Centro histórico de Campeche donde se ubicaba la entonces oficina de Ecosur. Les dejé mi CV y me dijeron que pronto vendría el Director General; Dr. Pablo Farías Campero y que porqué no me daba una vuelta para platicar con él. Así lo hice justo otro 1 de Marzo pero de 1997 y a pesar de que tenía trabajo con Stanford, el Dr. Farías (que me impresionó muchísimo por su discurso altamente académico y hablándome de excelencia académica y de ciencia de punta de lanza) me ofreció trabajar para Ecosur-Campeche. Asi nada más. Acepté sin pensarlo, porque me parecía un proyecto fascinante: Solo había otros dos investigadores, un administrador y una señora que hacía la limpieza. Pero querían hacer ciencia y era evidente que querían hacerlo bien. Y yo quería hacer lo mismo. Así que entré a trabajar a Ecosur en 1997 y este año (2017) cumplo 20 años de trabajo aquí. Interrumpidos por 6 años (1999-2005) que me fui a estudiar el posgrado a Inglaterra; pero 20 años al fin.

Esta es una de tres o cuatro entradas en mi blog que tratarán de memorias y reflexiones de estos 30 años en la academia. Trataré de hacer memoria de cosas buenas, cosas malas, cosas chuscas, cosas académicas y otras no tanto. Trataré también de escribir algunas reflexiones sobre la ciencia en México (en particular en mis áreas de la ecología y la medicina de animales silvestres), lo gratificante y también lo frustrante que puede ser querer hacer ciencia en este país. Finalmente escribiré sobre todos estos años en estas instituciones. Esta es la primera entrada.